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Internet: desafíos y cuentos
Vuela bajo, porque abajo, está la verdad
Facundo Cabral
Hemos vivido unos años en que el dinero corría y nadie se
preguntaba de dónde fluía. Hemos vivido unos años en
que compramos cuanta porquería nos traían del extranjero.
Hemos vivido unos años en que nos creímos que el futuro era
desmantelar el aparato productivo y prepararnos para una globalización
que nos traería la felicidad de la mano de Internet, de viajes a Orlando,
de cursos ultrarrápidos de "inglés y computación"
como decía el entrañable titiritero de Banfield. Nos creímos
que el "éxito" venía de la mano de la improvisación,
del genio inspirador. Hemos despreciado a los viejos pensando que "los
jóvenes de ahora" eran la salvación: ellos sabían
enfrentarse a un computador que nos daba miedo y hacían maravillas con un
módem.
Olvidamos que la inspiración no vale nada si no hay transpiración;
olvidamos que si bien ha habido muchos cambios, hay cosas que continúan y
continuarán siendo válidas, pese a los traicioneros discursos de
vendedores de ilusiones y espejitos.
Ahora tenemos a nuestros jóvenes sin trabajo o con trabajos en
negro, con sueldos por lo menos ridículos sino miserables; tenemos a
nuestros adultos con la desocupación latente o vigente; a nuestros viejos
arrumbados en casas de salud porque no hay tiempo para ellos, porque no valen,
no sirven en este tiempo cibernético de alta velocidad; tenemos a un montón
de gente desempolvando pasaportes y volviendo a creerse las fantasías de
que en cualquier otro país atan a los perros con chorizos!
Hurra! Al fin nadie es inocente!
Juan Gelmán
Y ahora: ¿Culpamos a los políticos por su inveterada moda de
creer a los teóricos extranjeros o extranjerizantes? ¿Culpamos
a nuestros hermanos brasileños por haber caído en la misma y
arrastrarnos en su crisis? ¿Culpamos a los empleados públicos
por su enfermiza relación laboral: "hacer como que trabajan ya que
hacen como que les pagan"? ¿Culpamos a los empresarios por su
inveterada inoperancia? ¿O tendremos que culparnos nosotros por ser
tan estúpidos y creernos los cuentos de unos y otros?
Entonces, ¿Internet, para qué sirve?
Internet es una herramienta más, un canal más de comunicación,
un puesto de trabajo. La televisión nos ha traído
dependencia, embrutecimiento, pasividad. Con Internet puede pasar lo mismo
si no pensamos con cabeza propia.; si no ponemos los pies en la tierra antes de
navegar.
Los desafíos del nuevo medio son muchos: publicar es el primero;
utilizarla como lo que es: una red global reflejo del mundo con gente buena,
regular y mala; estudiar sus nichos de mercado que necesariamente no serán
ajenos a nuestra cultura: los uruguayos de aquí y de la diáspora y
los latinoamericanos. Tendremos que asumir nuestra esquiva identidad
nacional, reconocer nuestros valores probados: espíritu libertario y
democrático, laboriosidad, inteligencia, etc.; combatir nuestros vicios y
debilidades: corrupción propia y ajena, creer que todo lo extranjero es
mejor, etc.
"Si permitimos a las autopistas de la comunicación marginar
a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, incluso durante un período
transitorio, nos encontraremos con que los ricos en información serán
aún más ricos, mientras que los pobres serán aún más
pobres sin garantía de que puedan algún día conectarse a
Internet". (Albert Gore, 1993)
¿continuará?
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